DEP Gabriel García Márquez

De por sí andaba muy abajo, y hoy justo hoy ha muerto mi escritor favorito. Y Justo ayer leía Diatriba de amor contra un hombre sentado – que por cierto encontré de remate en el tianguis cultural hace algunos años, casi abandonado – y me llamó la atención:

 El avión se parece a un milagro, pero va tan rápido que una llega con el cuerpo solo, y anda dos o tres días como una sonámbula, hasta que llega el alma atrasada.

Y así estoy estos días, con el alma en Guadalajara y el cuerpo aquí en Puerto Escondido. No sabía que la razón no era tan cursi; sino algo que sólo un personaje desesperado de García Márquez podría explicar. Y es que creí que no sentía nada por dentro hasta que leí otra de las frases de Graciela:

Lo cierto es que la felicidad no es como dicen, que sólo dura un instante y no se sabe que se tuvo sino cuando ya se acabó. La verdad es que dura mientras dure el amor, porque con amor hasta morirse es bueno.

Y es que como le dijo Arcadio a su hermano Aureliano, la práctica del amor –

Es como un temblor de tierra.

Y bueno, ya que estoy en la etapa en la que no entiendo nada de nada – o sí entiendo pero el mundo no es justo y así – recuerdo un párrafo de Ojos de Perro azul con el que me estoy identificando en este momento en el que siento que ya conocía a esta relación intensa de la que me voy desapegando poco a poco -quizá algún día ya no te recuerde, aunque aún te visite en mis sueños que olvidaré en cuanto despierte- y con la tristeza de la chica, que va por la vida escribiendo “ojos de perro azul” por todos lados tratando de encontrar al hombre que simplemente la olvida así de fácil:

Fue en ese sueño en el que le pregunté por primera vez: “¿Quién es usted?” Y ella me dijo: “No lo recuerdo”. Yo le dije: “Pero creo que nos hemos visto antes”. Y ella dijo, indiferente: “Creo que alguna vez soñé con usted, con este mismo cuarto”. Y yo le dije: “Eso es. Ya empieza a recordarlo”.

Si en El amor en los tiempos del cólera, Florentino esperó 53 años, 7 meses y 11 días con sus noches a Fermina, ¿Cuánto tiempo podría esperar yo? O simplemente me resignaré a morir de soledad como en el mejor libro que he leído: 100 años de Soledad:

Una tarde de agosto, agobiada por el peso insoportable de su propia obstinación, Amaranta se encerró en el dormitorio a llorar su soledad hasta la muerte, después de darle la respuesta definitiva a su pretendiente tenaz: -Olvidémonos para siempre -le dijo-, ya somos demasiado viejos para estas cosas.

 

Italia Mía

Un viernes por la tarde se nos antojó probar un lugar nuevo de comida italiana. Vagando por la colonia americana, caímos en un restaurante medio escondido sobre Pedro Moreno, Italia Mía.

Tengo la firme convicción de que cualquier restaurante puede ser evaluado por el número de comensales que se encuentran en el momento que pasas por ahí. Así que entré con reservas al ver que, en viernes a las 3 pm, estaba completa y absolutamente vacío.

Debo aclarar que el lugar no está feo, es pintoresco y con imágenes muy italianas. ¿La música? Popera noventera italiana: Laura Pausini, Eros Ramazzoti, Tiziano Ferro…

El servicio es un poco lento, a pesar de que no había ninguna otra mesa ocupada. Se acercaron a explicar su selección de pastas caseras contra las que compran de paquete, recomendando lo mejor de su menú. Por cierto, que nos ofrecieron pan con ajo para empezar, pero sólo pasaron pan blanco cuando nos llevaron los platillos, y nada de aceite de oliva o algo para acompañarlo. Fail.

Pedimos una botella de vino de la casa. Malísimo. Sabía como a jugo de arándano con agua: demasiado diluido, sin cuerpo. Las pastas ok, están buenas, no porciones excesivas, ingredientes frescos. La pasta con quesos muy buena, la lasaña más o menos, en general un lugar para ir a conocer, pero definitivamente no de mis favoritos.

 

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¿En dónde está?

Sabor: 70

Porciones: 90

Precio: 90

Servicio: 60

Lugar: 70

 

Tip: Las pastas preparadas ahí mismo son las mejores, son las de la primera hoja del menú. Y procura no ir en un día lluvioso, pues el material del techo es en exceso ruidoso!

grape juice and water

agua de vino

La Mata Tinta Chapultepec

Qué asco de lugar.

Tristemente, es uno de los peores cafés / restaurantes que he visitado en Guadalajara.

El lugar no está mal, de hecho es bastante hipster / conceptual / chapultepec, si saben a lo que me refiero. Lo malo es que se enfocan tanto en la decoración, las obras de arte en las paredes, la iluminación, que dejan de lado el aspecto más importante en un restaurante: sí, obvio, la comida.

Pedí un panini de quesos. Para empezar, lo acompañan, te dicen, de pasta con ensalada. Ese acompañamiento consiste en 3 tornillos de pasta sobre 1 hoja de lechuga, es decir, para llorar. Además, el panini viene con un pan aguado, no cruje ni así, y es ligeramente dulzón. Como de 2 días antes, pues. De los quesos que traía (solo 3!) era:

1. Queso amarillo: una rebanada singles de Kraft (marca patito),

2. Philadelphia: como un masocote al centro, sin forma, todo amontonado aunque era súper poquito.

3. Manchego? Gouda? Nunca adiviné el tercer queso: Era una lámina ultra delgada de queso sin sabor, pegada a la parte superior del pan.

También probé el panini de arrachera. Las 3 tiritas de carne que traía el pan no sabían mal, pero el conjunto en sí no estaba bueno: el pan sólo lo rebanan y le avientan la carne, sin tostarlo, sin quitar migajón, sin nada. Guacala de pollo.

Qué mal, podrían tener mucho más gente y difusión, pero mientras sigan con la comida horrible, el servicio mediocre y el dueño (al parecer es el dueño, que siempre está ahí en La Mata Tinta), no deje su pachorrudez y se ponga al pendiente de la atención y calidad del lugar, no veo cómo pueden despegar.

Tip: No te recomiendo sentarte afuera, pues justo en esa esquina con Justo Sierra pasan camiones y te llenan de humo la comida…

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Sabor: 30

Porciones: 60

Precio: 70

Servicio: 70

Lugar: 90